miércoles, 7 de septiembre de 2016

Oda a la rutina




                                     (La novela romántica de Santiago Rusiñol)



Asidua rutina,
afloras ociosa, mustia, repetida,
por los vagos ríos de la carne viva.
Y, cuando tus sones de monotonía
extiendes hastiada con cadencia fría
por los arrabales de brumosos días
y por las entrañas de noches sombrías,
cual campana ronca, terca, decaída,
unges los rincones con piel deslucida,
incluso se carga de lastre la brisa
vaciando su tedio por altivas cimas.

Y con ese vuelo de costumbres fijas,
ritual solemne de marcha aburrida,
arropas sin luz las almas dormidas
y tu tez opaca, sosa, envejecida,
llena los espacios de dudosa dicha
con arpegios grises de gris armonía.

Denostada, infame, odiosa, anodina,
sin querer inflamas de calma la vida.
¡Bendita rutina!
                                  (MjH)

                             

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