lunes, 18 de noviembre de 2013

EL CAMPOSANTO: Romancillo




                               (foto del cementerio de Luque, de Patricio Moral, publicada en "Luque un pueblo con encanto")



Sobre la quebrada
del monte escarpado,
que ya en otro tiempo
yació bajo el piélago,
bajo el vasto mar,
de Tethys llamado,
entre los olivos
y cipreses altos,
blanco en su envoltura
y en pureza blanco,
está el camposanto,
donde en paz reposan
los seres amados.

¡Quietud y silencio
en el camposanto!

Y por el sendero,
umbrío y cerrado,
que lleva a su puerta,
con paso calmado
transitan las penas,
andan los quebrantos,
gravedad en el rostro
y en el alma llanto,
de los familiares
y amigos cercanos.

¡Quietud y silencio
en el camposanto!
  
Un silencio sordo,
un silencio pardo,
envuelve los nichos,
las tumbas de mármol
de quienes su vida
un día dejaron.
No cantan los grillos
ni pían los pájaros
ni suena el trasiego
del pueblo lejano,
como si  los muertos
fueran olvidados
en sus tristes fosas,
en sus huecos cóncavos,
en retiro eterno,
solos y apartados.

¡Quietud y silencio
en el camposanto!

Y cuando la noche,
que sigue al ocaso,
ocupa el terreno
del lugar sagrado,
¡soledad, silencio,
en el camposanto!


Mas solos no están,
los protege el Tajo,
amante su sombra
les sirve de manto,
y les quita el frío
del invierno helado.
Allí está la virgen
dándoles amparo,
patrona querida,
Virgen del Rosario,
que acuna sus lechos
con manos de nardo,
velando su sueño,
sus restos velando,
que no se despierten
del largo letargo.

¡Quietud y silencio
en el camposanto!
                     MjH







2 comentarios:

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  2. Se acerca el día de los difuntos.Todos, por desgracia, tenemos muchos a los que recordar. Algunos, incinerados, se encuentran sus cenizas fundidas con la Naturaleza. De otros muchos siguen sus restos en los cementerios, que estos días se llenan de copiosas visitas. Todos ellos, familiares y amigos queridos, siguen estando presentes en el corazón de los que tanto los quisimos en vida y seguimos queriéndolos y recordándolos en la muerte.

    En memoria de esos seres queridos, cuyos restos se encuentran en el cementerio de mi pueblo natal, Luque (Córdoba), y publicado en el libro "Luque: reflejos del ayer", subo hoy aquí este poema, que en su día escribí sobre este camposanto.

    El camposanto

    Sobre la quebrada
    del monte escarpado,
    que ya en otro tiempo
    yació bajo el piélago,
    bajo el vasto mar,
    de Tethys llamado,
    entre los olivos
    y cipreses altos,
    blanco en su envoltura
    y en pureza blanco,
    está el camposanto,
    donde en paz reposan
    los seres amados.

    ¡Quietud y silencio
    en el camposanto!

    Y por el sendero,
    umbrío y cerrado,
    que lleva a su puerta,
    con paso calmado
    transitan las penas,
    andan los quebrantos,
    gravedad en el rostro
    y en el alma llanto,
    de los familiares
    y amigos cercanos.

    ¡Quietud y silencio
    en el camposanto!

    Un silencio sordo,
    un silencio pardo,
    envuelve los nichos,
    las tumbas de mármol
    de quienes su vida
    un día dejaron.
    No cantan los grillos
    ni pían los pájaros
    ni suena el trasiego
    del pueblo lejano,
    como si los muertos
    fueran olvidados
    en sus tristes fosas,
    en sus huecos cóncavos,
    en retiro eterno,
    solos y apartados.

    ¡Quietud y silencio
    en el camposanto!

    Y cuando la noche,
    que sigue al ocaso,
    ocupa el terreno
    del lugar sagrado,
    ¡soledad, silencio,
    en el camposanto!

    Mas solos no están,
    los protege el Tajo,
    amante su sombra
    les sirve de manto,
    y les quita el frío
    del invierno helado.
    Allí está la virgen
    dándoles amparo,
    patrona querida,
    Virgen del Rosario,
    que acuna sus lechos
    con manos de nardo,
    velando su sueño,
    sus restos velando,
    que no se despierten
    del largo letargo.

    ¡Quietud y silencio
    en el camposanto!
    MjH

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